Lo van a pagar…
Una comedia negra que deriva hacia la tragedia y hasta se asoma al gore. Una mujer, en el otoño de su existencia, como diría el inefable Hercules Poirot, descubre que la libertad de expresión sólo existe como concepto universal cuando es ella quien define sus límites.
Aunque en el texto que sigue se diga algo sobre un Rey, se refiere – la películ – al de Holanda. Una aclaración pertinente si se tiene en cuenta la legislación española y que esta página este – probablemente – alojada en ese país.
Maldito Twitter
En un mundo donde se encarcela a personas por sus comentarios en twitter o por la letra de sus canciones es mejor no asomarse a las redes sociales si no se está preparado para aceptar lo que 140 caracteres pueden hacer con tu ego.
Antes de twitter ya éramos así, amparados en el anonimato habíamos maldecido, calumniado en la medida de nuestras posibilidades a los que consideramos nuestros enemigos. Los que llegaban a manejar la pluma o se acercaban a un micrófono ya escupían antes en su navaja de la comunicación unidireccional, sin casi derecho a réplica.
Twitter se llenó desde el principio de estos seres, su imitadores y de segundones que aupados por los números que se supone estaban detrás de ellos empezaron a librar batallas cibernéticas para defender su verdad.
Nadie contaba con una legión de nuevos seres que iban a tener su oportunidad, amparada o no en el anonimato o dirigida, a veces, por complejas campañas de manipulación de las que formaban parte como peones.
Femke Boot es acosada y acusada por trolls anónimos que no comparten su visión socialdemócrata y feminista de la sociedad moderna holandesa, así mientras defiende el espíritu combativo de su hija adolescente, que lucha por la libertad de expresión con pancartas que dicen “que se joda el rey” , asesina cruel y despiadadamente a todo el que la atormenta en la red.
Perdona a los que te ofenden, o acaba con ellos
Femke no encuentra detrás de los nicks de los trolls psicópatas amorales sino personas que llevan una existencia corriente, a veces incluso insulsa.
La película es inmensamente correcta e incluso timorata en su posición al respecto y tan solo en el tramo final cuando asiste ensangrentada, tras asesinar a su novio, a la presentación de su libro entre exclamaciones contenidas de su editora y público, se percibe cierta ironía y crítica a un sistema creado en torno a la apariencia y el hype.
¿Por qué no podemos ser amables el uno con el otro?
La pregunta que Femke se hace y que llega a hacer a sus trolls antes de asesinarlos es difícil de responder, cualquiera que se haya pasado por twitter ve como nuestros políticos llevan sus delirios partidistas y su retórica de manipulación a cotas peligrosas, como los bandos que se forman a su estela responden de forma visceral, buscando lo peor y más dañino que tienen a mano en su repertorio.
Pero no es algo exclusivo de las cuentas de desconocidos, también hay energúmenos con el famoso tick azul que desprecian a todo aquel que no piensa igual o le reverencia como un nuevo Dios.
Como pasa en la película el riesgo de la deriva que pueda tomar la regulación de las redes sociales es que la libertad de expresión se quede solo para unos pocos.
Detrás de muchas cuentas con ese comportamiento solo hay personas, algunas infelices, algunas manipuladas, que encuentran en la red y la sensación de poder que su uso les transmite el motivo principal de su existencia.
Lo que podemos aprender
Cuando personas reales semejantes a la protagonista actúan como ella porque se sienten agredidas es el momento de pensar en lo dañino de las redes, o lo frágiles que son quienes no saben entenderlas o se sienten amenazados por la pérdida de una parte del control.
Tú decides si NO quieres ir matando gente, aunque sea figuradamente.
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Steven Dood
Nosotros la hemos visto en Movistar+ dentro del paquete de TV que ofrece con el cable. Suponemos que en otros países o latitudes igual hay que tirar de torrent, cosa que está muy fea