Así es
Hace unos días leí en algún medio que Napster había sido adquirido por una firma desconocida por el gran público, que se dedica a la realidad virtual (VR). No es el primero que se interesa por la marca Napter y tampoco será el único que se arrepienta de su compra.
Cambio de modelo de negocio.
La música como consumidor no me interesa y en mi último dispositivo Apple no tengo absolutamente ninguna pista. Al cambiar desde mi ultimo iphone a uno más moderno por algún motivo no se traspasó nada y así sigue.
El camino para comprar o cargar música en un iphone siempre ha sido muy complicado porque Apple lo quiso simplificar y me ha dado mucha pereza que alguien, aunque sea Apple me diga como subir mi música a mi dispositivo, Pero este tema será objeto de no pocos futuros artículos.
La ruptura
Napster rompió, y pagó por ello, el modelo tradicional de comercialización de música. Las compañías discográficas se ensañaron con Napster y ni supieron ni creo que saben adaptarse a nada que erosione su negocio. Como resultado, hoy solo quedan tres grandes “empresas discográficas” que recogen el testigo de “la industria” y han surgido muchas plataformas para consumir música de forma legal. El streaming musical, quizás no iniciado por ellos, pero si que son la referencia, paso por Spotify.
El modelo de consumo del streaming ha cambiado bastantes cosas, unas son obvias, otras no tanto. Aquí nos vamos a centrar en datos y uso de los mismos por parte de las compañías que ofrecen ese servicio y por parte de la industria musical que fabrica contenidos para ese medio.
Vamos a hacer un inciso, para indicar porque hay alguna diferencia con el streaming audiovisual. Netflix por ejemplo y Amazon han pasado a producir sus series y películas (su producto). Esto supone un escenario más avanzado al que se observa en el streaming musical.
El mensaje y el medio requieren cierta adaptación, pero a veces se produce distorsión e incluso el medio se convierte en mensaje.
Por una vez, voy a dar por aceptable, que sin nuestro consentimiento explícito, sin explicarlo de forma clara y por supuesto entendible por todo el mundo se recopilen miles de datos que indican a las plataformas de streaming y a muchos otros actores como realizamos nuestro consumo musical.
Con la excusa de ayudarte a descubrir lo que te gusta y “es relevante” para varias cosas:
- Estás ayudando a todos esos servicios a elaborar un perfil sobre ti y tus amigos para encerrarte en una jaula de autocomplaciencia en la que solo escuchas lo que te gusta porque ha sido diseñado para ese objetivo,
- Esa información no solo sirve para la parcela musical de tu vida
Vale. No es tan grave, siempre ha habido grupos que se hacían para triunfar en la radio fórmula y no ha pasado nada.
Como la música no me importa en exceso, no quiero herir sensibilidades, pero se puede tratar igual que otro producto o servicio susceptible de comercializarse, pero al ser una expresión creativa creo que hay que hacer una reflexión.
Se pasa de una industria dominada por el gusto de unos actores que “fabrican éxitos” y “descubren talentos” a otra donde las máquinas utilizan los resquicios y sesgos cognitivos del consumidor para
- Acelerar el consumo
- Transformar el reparto de excedentes (pasta vamos)
- Modificar hábitos del consumidor
- .
Os dejo con un video de un músico y youtuber que empecé a ver, que no seguir, por su look a lo Camilo Sesto y he acabado por reverenciar por su gran visión de negocio.
Conclusión
No te equivocas, no es un dejavu, es la misma conclusión.
Bienvenido al futuro, donde todos se preocupan por…
QUE CONSUMAS
I don’t even know where you are or who you are with
I don’t even know where you are or who you are with
I don’t even care
I just want you here with me
I don’t even know where you are or who you are with
I don’t even care
But where are you?
Maybe in the club
Maybe with another girl
But where are you?
Maybe in the club
Maybe with another girl
Ya podía ser verdad lo que está celosa fémina nos dice.
Porque como Spotify SHE REALLY CARES
Un estupendo bonus track, un ejemplo música de Avantgarde