Paris Hilton escribe su libro
Paris Hilton, musa y espejo de Miffa y de casi todas las celebrities, publica un libro que merece la pena leer, y hasta quizás comprar.
Inventora moral de las redes sociales y reina del oficio sin beneficio a la par que bisnieta del magnate hotelero Conrad Hilton reescribe su vida en ‘Paris: The Memoir’.
for an English version made for my daughter’s blog go here
En caída libre sobre el desierto de nevada
Las memorias comienzan con una Paris, entregada como siempre, saltando en paracaídas para celebrar su 21 cumpleaños después de dos días de fiesta poniéndose fina por los mejores garitos del mundo. Gesto admirable por tener gusto y dinero para castigarse el hígado y la valentía para saltar de un avión, cosa que Miffa también hizo, sin resaca, pero bastante miedo.
Paris se siente, tan solo, “frágil” y durante la caída libre, que quien es paracaidista de verdad adora y exprime coqueteando con el punto de no retorno, piensa en la muerte como el broche perfecto para su fiesta de cumpleaños,. Cuando el paracaídas se abre se ve a si misma como “un diamante colgando de una cadena”.
Es curioso como mi consentida hija pasa por esas fases pensando, también, en la muerte y disfrutando del aterrizaje como si pudiera volar.
Un momento de suprema felicidad que solo se diferencia por los ceros del dinero que las separa. Bueno, quizás alguna cosa más.
En estas memorias, que no ha escrito Paris directamente, como sucede con el blog de su imitadora Miffa Chan, la novelista Joni Rodgers ha creado una narrativa, un significado y un propósito a la historia de Paris. Esta es otra gran diferencia motivada por la falta de financiación que hace que no estemos a la altura.
La gran revelación de ‘Paris: The Memoir’
En muchas ocasiones hace ya casi 20 años recuerdo haber tenido la duda y la conversación con amigos y colegas sobre si Paris era idiota o se hacía la idiota.
Paris nunca ha sido objeto de mis fantasías, si hablamos las que incluyen contacto físico, pero si de otras más inconfesables como su capacidad de no hacer nada aparentemente, ser riquísima y saber serlo más a cada momento.
Siempre sospeche que Paris podría ser una experta en vender carísimo algo que vale poco o directamente nada. Como persona que me he dedicado a esto (con muchos límites morales autoimpuestos para mi desgracia) siempre he anhelado el placer de crear una marca, producto o servicio de mierda a precio de oro, Y disfrutar de ver cómo la gente pierde dinero y papeles mucho más de mi inmerecida riqueza. Y durante ese tiempo, poco a poco descubrí que ella era mejor que ningún profesor de Harvard, London Business o cualquier escuela de negocios. Como dice Miquel Echarri en El País Paris Hilton nos invitó a reírnos de ella, pero porque tenía un plan para reírse de nosotros. Y uno bastante más sutil de lo que parece o parecía
La reina Midas del “New Cool”
Siendo rico y famoso, ella lo era, uno anhela poder y luego ya pierde la cabeza como nos demuestran Bezzos y Musk cada día. Paris no quiere la aburrida forma de disfrutar de una riqueza caída del cielo que elige su hermana casándose con el heredero de una de las familias más ricas y con más tradición, los Rothschild.
Paris abre una puerta nueva, casi la caja de Pandora, la riqueza no deriva en poder económico y luego político, no se trata de controlar sectores de la economía, influir, poner políticos, comprar voluntades y gobiernos como podía – si la dejaban – ser una Rotschild de pleno derecho.
Y cito de nuevo a Echarri “Paris tenía sed de absoluto. Quería serlo todo a la vez en todas partes” y para eso decide crear una nueva forma de hacer y comunicar que se plasma en este resumen de sus contribuciones
“Repasemos sus méritos. “Inventó” el selfi. Su vídeo robado popularizó la pornografía casera. Transformó los realities en armas de destrucción masiva. Puso de moda el populismo de los multimillonarios mucho antes que Trump. Consiguió que toda una generación de mujeres volviese a plancharse el pelo. Patentó la idea contemporánea de “nueva” fama al usurpar a Sarah Bernhardt la intuición genial de que se puede ser famosa por ser famosa. Abrió de par en par la escotilla por la que se ha colado un nuevo star system: de no ser por ella, ni siquiera sabríamos quién es Kim Kardashian.”
Echarri – ICON El País
La autopista hacia la fama suprema y su truco final
A juicio de muchos Paris ha conseguido sus logros gracias a su fortuna y a su aparente total sentido del ridículo. Aquí, creo que más que el dinero, pesa más sus apellidos y agenda, además no comparto la opinión de una supuesta falta de talento, salvo que se refiera a talento artístico, porque de muchos otros es la guardiana del estilo.
¿Esta inmersa Paris en un proceso de deconstrucción del personaje creado por ella y alimentado por la dinámica del mercado?
Algunos creen que su documental y estas memorias podrían ser el primer paso para desmontar personaje y/o marca, contarnos cómo llevamos tiempo adorando algo que vale muy poco o nada, una confesión como la de una empresa que dice preocuparse por personas y planeta pero resulta que se lucra, y hace inmensamente ricos a sus accionistas, beneficiándose de las personas y del planeta.
Esa supuesta falta de talento, yo la veo como algo premeditado y guinda del pastel, Paris no da algo ni crea una categoría de ese algo que luego vale menos, es que nunca ha valido nada y hemos sido nosotros quien lo hemos encumbrado.
Un gran poder, una gran responsabilidad
Quizás su truco final sea un intento por buscar redención, cosa que veo muy poco probable ahora, pero más factible conforme se acerque la edad de oro.
Lo conseguido por “la rubia tonta pija” o por la mente privilegiada de Paris ha tenido muchos efectos secundarios y ha creado una poderosa perturbación entre los herederos de las ricas clases dominantes y los que viven debajo de ellas siendo su soporte. El efecto es incierto, quizás Paris y su personaje apuntalen y den oxigeno a estas o la proliferación de imitadores/as acabe mal.
A Paris le gusta comparase con María Antonieta y ya sabemos lo que paso con ella y lo que representaba.
Lo que podemos aprender
Cuando veas a una influencer o aspirante a ello arriesgan su vida por ese selfie imposible, ese bailecito ridículo o a un adolescente adicto a ver videos de esta gente como bálsamo para escapar de la realidad que supone un futuro que pide tres carreras y varios masters para ganar el salario mínimo veras a la verdadera Paris y su plan para dominar o destruir el mundo.
Una supervillana que ha creado un ejército clon con sus imperfecciones, pero que se alimenta de cerebros.